domingo, 10 de agosto de 2014

Panteón Cananeo





Al frente del panteón cananeo se coloca el dios El, que es el dios supremo, y su autoridad está reconocida teóricamente por los otros dioses, aunque el gobierno practico del mundo, de los dioses, y de los hombres estuviera en disputa entre alguno de ellos, especialmente ambiciosos. Como padre de los dioses y de los hombres, Él es un dios bueno y misericordioso, pero frecuentemente débil, porque no sabe resistir a las amenazas y a las adulaciones y muchas veces se encuentra en situaciones ridículas. También es el creador de las cosas; las recientes inscripciones de Karatepe lo conocen precisamente como “el creador de la tierra” (‘I qn ‘rs), mientras que un texto Hitita convierte este epíteto directamente en una divinidad (Elqunirshu). La biblia menciona esta divinidad en algunos nombres de personas y de sitios (Eliezer, Betel), y es en el nombre de Él, “creador del cielo y de la tierra”, en el que el cananeo Melquisedec bendice a Abraham cuando este vuelve victorioso de su expedición contra los reyes orientales (Génesis 14:19).

El dios soberano, sin embargo, es Ba’al, el dios de la naturaleza, de los fenómenos meteorológicos, de la vegetación y del cultivo de los campos. Otros nombres suyos son Hadad, Aliyan Ba’al, Ba’al-Sapan, Ba’al-Shamin, etc. Es un dios joven que consigue suplantar al anciano El y que se impone por la fuerza sobre el dios Yam, que personifica la primitiva fuerza caótica; precisamente la victoria sobre este dios asegura a Ba’al el derecho de la supremacía sobre los demás dioses. Otro rival de Ba’al es Mot, el dios del verano y del calor, que domina el infierno; la anual lucha contra esta divinidad tiene un éxito alternado. Ba’al, derrotado, baja a un mundo subterráneo hasta que la muerte de Mot a manos de la diosa Anat no implique la hora del despertar. En esta alternativa de sucesos se personifica la sucesión de las dos estaciones del año Oriental; en Babilonia, este suceso estacional estaba representado por un único dios Tammuz.

Ba’al recibe en la Biblia varios epítetos, todos expresión de cultos locales: Ba’almeon, “Ba’al del refugio” (Números 32:38); Ba’al Tamar, “Ba’al del Palmar” (Iud. 20, 32); Ba’alsefón, “Ba’al del Norte” (Éxodo 14:2, 9); Ba’al Berit, “Ba’al de la Alianza” (Iud 9, 4); Ba’aljasor (2 Samuel 13:23) Ba’al Fagor (Números 25: 3-5)

Después de los varios descubrimientos arqueológicos el último de los cuales ha sido el de la estela de Alepo en 1939, conocemos el nombre propio y cronografía del dios Fenicio designado por la Biblia con el nombre genérico de Baal, el mismo que la impía reina Jezabel quiso imponer a los israelitas; se trata de Ba’al de Tiro, que lleva el nombre de Melcart, “El rey de la ciudad”. El hecho de que hayamos hablado de él en el capítulo dedicado al profetismo Hebreo nos permite la omisión de una alta referencia.

También los textos de Ras Samar nos han podido explicar el enigmático Ba’al Zebub 2 de Reyes 1 y 2 y en el Nuevo Testamento (Texto latino Mateo 12:24; Lucas 11:15); como aquellos textos conceden a Ba’al el título de “príncipe” (Zbl), se ha llegado a concluir con razón que el titulo originario fue Ba’al Zebul, “Ba’al el Príncipe” – como aparece en el texto griego del Nuevo Testamento en los pasajes citados --, título que los masoréticos cambiaron para escarnio a Ba’al Zebub, “Ba’al de las Moscas”.

Entre las numerosas divinidades masculinas de segundo plano merecen especial mención Dagan o Dagon, el dios de los cereales y de los Filisteos. En los textos de Ras Samra se le considera como padre de Ba’al-Hadad, y en esta ciudad tienen templo consagrado a él. También la Biblia lo conoce como dios principal de los Filisteos; era venerado en la ciudad de Azoto (1 Samuel 5:1-7), además de en su templo de Gaza (Iud 16, 23); su nombre lo llevan dos ciudades de palestina (Bet Dagon; ios 15, 41; 19, 27)



Una divinidad particularmente siniestra en las páginas del Antiguo Testamento es Moloch, a la que se destinaban los sacrificios humanos sobre todo de niños (Lv, 18, 21; 20, 2-5; 1 Reyes 11, 7; ir, 32, 35, etc.). Se ha escrito mucho sobre este dios, sin que en absoluto se haya podido llegar a conclusiones definitivas. Efectivamente, hay quienes al basarse en los nombres teoforicos hallados en El-Amarna ha recordado la divinidad cananea Milk O Melek, que se podría identificar con el dios Melcart de Tiro, o bien Milkom, dios nacional de los amonitas; otros, por el contrario, después de la publicación de algunas cartas de Mari en 1938 y de textos arcádicos del tercer milenio, han relacionado a Moloch con el dios Malik o Muluk, venerado en la región del medio Éufrates hacia el 1800 a.C. tal vez desde antes. Finalmente, o. Eissfedt, basándose en ciertas inscripciones públicas del siglo III d.C. ha entendido a Moloch como el nombre común de una “especie de sacrificio”

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